top of page

Estética de la crueldad

  • Foto del escritor: Agustina la prende pueblo
    Agustina la prende pueblo
  • 23 abr 2020
  • 6 Min. de lectura

¿Desde cuando la crueldad es transgresora?


En algún momento me llegué a sentir obsoleta, y pensé que quizá era buena idea captar la "onda", pero hay modas que simplemente se te hace difícil consumir. Incluso si tienes una sola neurona trabajando a tiempo completo, entiendes que ni de lejos te conviene adoptar este tipo de actitud porque además de hacerle la existencia miserable a otros, siempre hay alguien que te pueda hacer lo mismo. Es cliché si, que para un problema poco visible pero bastante renuente, haya una moraleja tan obvia, pero este es el caso: lo que hace tan atractiva a la crueldad es que relativiza, enreda y adorna actitudes tóxicas que son a toda luz, éticamente cuestionables; lo que a su vez, agrava que se les identifique desde el principio, como si la cultura de la impunibilidad ya no fuera de por si bastante negativa. Si personajes crueles de hace cincuenta años, pudieran observar el panorama con una lupa gigante, nos tendrían envidia.


¿Por qué la gente comenzó a sentirse cómoda exteriorizando su racismo, misoginia, sexismo, homofobía, aporafobia e incluso pedofilia?

Podríamos decir que todo comenzó con los alt-right y su extraña forma de ejercer la "libertad de expresión"; cómo lo había mencionado aquí, las herramientas que usaron para expandirse como movimiento político "alternativo" salieron de la manósfera y entraron a una cantidad de espacios y personas, indistintamente de su afiliación ideológica o filosofía de vida. Hasta hace poco, nos mostraban una realidad lavada y subestimada a la luz de seres infantilizados, que para nada se parecía a la suciedad en la que la mayoría nos revolcamos, la solución entonces fue, aceptar que somos cerdos ¿Que más da actuar como tal? De ahí la necesidad de forzar el caos, de sentir que no estamos engañados y que tenemos los pies sobre la tierra.


Al final no se trata de odio per sé, de un troll lleno de bilis, parece intencional, pero es más relacional (es más fácil disimular una agresión dentro del espectro relacional), se trata mas bien de buscar adentro, lo que alguien, o algo, esconde, y en ese proceso se despelleja, arranca, desarraja, despoja... este morbo placentero por abrir y encontrar algo que quizá no exista, desafía la destrucción y el sufrimiento infligido en el camino; no es extraño entonces, que estos tipos de desastres sean percibidos como transgresores. Esto explica cómo cambió nuestro sentido de lo bello, donde la anarquía moral, el individualismo relacional, y la aceptación de lo inevitable como arma contra el miedo (nihilismo) hace que, por ejemplo, una frase o actitud hiriente de un mocoso edgy cualquiera que no ve la necesidad de saber sobre lo que está hablando porque "hashtag antisistema", sea percibida como un rasgo de personalidad digno de aplaudir, y perpetuar.


A no ser que se trate de redes sociales, donde la tranquilidad de estar detrás de un teclado es el ingrediente principal a la hora de sacar lo peor de sí mismos, una de las cosas que más seduce del fenómeno es esta sutil forma de cambiar el conflicto explícito por actitudes. Yo aún soy de la vieja escuela, y lejos de decir que esto de alguna forma me hace mejor persona (guerra de generaciones), me refiero mas bien a que para expresar sentimientos negativos, necesito expresarme negativamente, lo terapéutico es estar ahí en medio, un grito o un golpe por lo menos; pero con esto la situación cambia, porque no necesitas decir groserías. Una persona puede dejarte en la mierda sin necesidad de agredirte verbal o físicamente, y aún así quedar como la víctima cuando reacciones explícitamente, pues el solo hecho de que exista el diálogo, sin importar que tan útil sea este, hace que el caos que está ahí literalmente destruyendo todo, se vea bien, se vea hermoso. Este es un comportamiento reincidente típico de perpetradores egomaniacos y narcisistas acusados públicamente, no es un secreto cómo, además de buscar una causa política para esconder algo que a todas luces, es violento, llaman, no, EXIGEN, una discusión o "debate" (revictimización) que borre los límites de la indignación -pública-.


Siempre he tenido la fama de ser agresiva, y esta agresividad está más ligada al "tono" que uso, a la imprudencia y al lenguaje corporal "brusco", y no al contenido y a los significados o alcances de lo que digo (aunque esta concepción de mi misma puede obedecer a estereotipos relacionados con las mujeres negras y no a la realidad). No estoy orgullosa de mi en muchos aspectos, a veces me pregunto porqué no puedo ser mas suave y realmente creo que debería modificar muchas actitudes, no porque mis formas no sean hermosas a su manera, si no porque hay un mercado allí y no es conveniente quedarse afuera; pero francamente sigo confiando en lo pasional, porque lo pasional me dice mucho, eso que se ve, es lo que hay, de lo contrario no sabría qué esperar, no sabría como protegerme o en qué tónica entrar al mundo de otros; falta ver como personas super peligrosas, me han "instruido" y condenado por mi falta de tacto, no sé que entienden por tacto. Y esto es especial cuando se es mujer, el concepto de sororidad que la mayoría malinterpreta, es una solución a un problema vano, pues la confrontación directa entre mujeres no existe, existen frases perspicaces, ley del hielo, la manipulación, la indiferencia, esas miradas llenas de repulsión que no combinan con las palabras que se dicen, arrinconamiento u ostracismo; toda pelea debe ser sigilosa pero constante para causar el mayor daño posible, porque todo debe verse rosa, otra vez, hermoso, y nadie te enseña a defenderte de eso.


La estética de la crueldad ha sido mercantilizada de manera underground como entretenimiento sádico, y es que hoy, vivir de decir "verdades" da plata, o al menos reconocimiento y cierto grado de influencia sobre cosas en las que nunca te has interesado o has aplicado sobre la marcha, te abre espacios, interviews y patrocinios. Esta tendencia tomó lo periférico y lo usó como add-on, como característica identitaria de aquellos que usan lo anti-bello como rasgo distintivo de su trabajo, de su arte, de sus escritos, de su estilo, etc... Una consecuencia directa de esto es cómo historias que son claramente amorales (contadas desde el punto de vista del antagonista y que están lejos de justificar actos deplorables) han sido retorcidas hasta el punto en que somos incapaces de trazar una linea clara entre lo bueno y lo malo; ejemplo de ello es Lolita (de Nabokov), La Naranja Mecánica (de Burgess) o el mismo Joker. En contraste, Lady Bird, una de las obras de arte de A24 (como Hereditary, Midsommar, The Lighthouse o Moonlight) es una píldora de lucidez y realidad necesaria de tragar, sobre todo entre adolescentes y adultos jóvenes que se ven a sí mismos dentro de una burbuja de autosuperación, observando desde arriba las vidas miserables de quienes no han alcanzado tal nivel de iluminación; y sobre todo, enseña a dar las gracias a esos seres mortales, "básicos" y triviales que nos han permitido estar a tal altura, sin perder la esencia, sin vender nuestras almas al conformismo.


Puede que esta versión del Cruelty Free sea tomada -literalmente- por estos mismos sujetos, como las lágrimas de alguien con cero tolerancia al dolor; para mi es un mensaje claro, sobre cómo las personas que aún no saben que es comer caca, necesitan excretarla de alguna forma para hacer de eso un espectáculo y vender entradas.


Agitados dentro de un ambiente cambiante y en constante crisis, creería que la violencia y la agresión, ya tendrían un significado de acuerdo a los tiempos, a sus consecuencias, pero no. Se sabe que una persona llena de tattoos y pipas de piedra no necesariamente es mas peligrosa que un médico a favor del aborto, eso es obvio, esos discursos brillan por si solos. No obstante, cuando hablamos de re-conceptualizar lo que se entiende como saludable o dañino, en dinámicas interpersonales altamente susceptibles, lo acrítico se pone un highlighter de mil soles en cada poro (porque hay problemas peores, como las violaciones y el maltrato, ajá); o peor, lo vuelven un nicho de mercado, decir "soy malo", y serlo, es un producto atractivo, no causa la misma indignación que antes, en parte porque para aquellos que no están lo suficientemente cerca para ver la fealdad, solo se trata de una metáfora. Y es que cada ismo permite encontrar parte de un problema en un fenómeno social, pero a la crueldad, a ella solo le queda su belleza, la necesita, para sobrevivir, por ahora.

留言


這篇文章不開放留言。請連絡網站負責人了解更多。
bottom of page