A la sombra de Curie
- Agustina la prende pueblo
- 5 jul 2020
- 7 Min. de lectura
Marie Sklodowska-Curie (más conocida como Marie Curie). Mujer, científica, fue una joven polaca que consiguió estudiar física, química y matemáticas en la Universidad la Sorbona (París), a pesar de que esta apenas contaba con aproximadamente 200 mujeres entre sus más de 9.000 alumnos. Junto a Pierre Curie, su esposo, empezó una prolífica carrera de investigación. Ni la precariedad laboral, ni la falta de recursos, ni las imposiciones sociales sexistas, ni las dificultades personales, lograron detener su carrera. Su trabajo le trajo dos premios Nobel por sus descubrimientos en química, que al final la terminaron matando a causa del envenenamiento por radiación.
Como es obvio, Curie tiene todos los ingredientes que forman a cualquier héroe épico en la historia, una vida de mierda, una gran pasión por su trabajo y el sacrificio por una causa: La Ciencia ¿Impresionante verdad? Algo confuso teniendo en cuenta que la historia borra el camino y el legado de las mujeres, constantemente.
Algunos efectos deshumanizantes a la hora de iconizar mitos se pueden describir en "¿Frida Khalo no debería ser un ícono feminista?" Pero resulta bastante curioso cómo todos aquellos misóginos de closet se esfuerzan tanto por desmitificarla a ella, pero no a Curie. Mi primera hipótesis a raíz de la situación se explica a través del elitismo intelectual, el hecho de que las acciones de mujeres en la ciencia sean más válidas que aquellas callejeras, sentipensantes y periféricas, pero esa conclusión es solo la punta del iceberg, el problema es mas grave, y mas complejo.
Curie, pareciera ser el único nombre que todos tienen presente a la hora de cuestionar cualquier cosa que una mujer decida hacer por ella o su entorno (aunque Margaret Hamilton también estuvo de moda), el apellido, de hecho, de su esposo, quien contribuyó a la validación social de su trabajo, porque ella sola, probablemente hubiera sido enterrada, como miles de otros cadáveres de mujeres en la ciencia. Pero si en ese mismo espacio y tiempo preguntas sobre cualquier otra mujer científica, sin Google a la mano, comienza un largo silencio incómodo. Quizá este post sirva para que comiencen a indagar sobre ellas, incluso si solo se trata de cerrarme la boca algún día...
Y es de esperarse.
Una serie de informes publicados en la revista médica británica "The Lancet" señaló que las mujeres son ignoradas por los investigadores en medicina e infravaloradas en carreras relacionadas con la salud. También se detectó que la investigación en medicina estaba orientada hacia las necesidades de los hombres y casi tres cuartos de los trabajos de investigación biomédica no consideraba las diferencias según el sexo en sus resultados (Ver "En Wakanda también se aborta", la sección referida al sesgo de investigación en el área de la ginecología y la obstetricia). Menos del 30% de los investigadores del mundo en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas son mujeres. Un porcentaje que, además, está peor pagado por sus investigaciones y que no avanza tanto en sus carreras en comparación con los hombres, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). De acuerdo con el Pew Research Center, la brecha es más grande para las mujeres científicas, desarrolladoras de software, ingenieras, matemáticas, físicas. En fin, todas las que clasifiquen con trabajos STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics). Y esto es solo para el contexto Norteamericano, cuya radiografia social debería servir para abordar países culturalmente similares.
Si traemos las estadísticas aquí, el panorama no será alentador.
Un estudio publicado en la revista “Tapuya: Latin American Science, Technology and Society” indica que faltan más 30 años para que haya paridad de género en ciencia en Colombia, si el ritmo continua y no existen retrocesos en el camino. Los datos para la investigación se obtuvieron del Instituto de Estadística de la Unesco, la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana, el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología y Colciencias. Para evaluar las diferentes dimensiones de la paridad de género, la base de datos se clasificó según el área de investigación, el nivel académico, el nivel de rango del investigador, los graduados de doctorado y el acceso a becas.

Si bien, los derechos en papel y la ilegalidad de ciertas prácticas no van a hacer que miles de años de socialización patriarcal cambien en una década (además, está eso de la epigenética, o la predisposición de las mujeres a desenvolverse en áreas feminizadas), precisamente por esto me resulta tan extraño que Marie Curie hoy por hoy, sea el epítome de la brillantez y la vara de medir exigida a las mujeres en la ciencia. No tiene sentido, hasta donde yo se, la excepción confirma la regla.
Esto sin contar con todos aquellos logros que han conquistado las mujeres mientras permanecen muertas -a veces literalmente- de cansancio, en las sombras y sin reconocimiento alguno, cuyos avances y hallazgos fueron robados, descaradamente, por pares que no hicieron ni la mitad del trabajo para estar en la misma posición.
¿Imagina decirle a una niña negra, que debe sufrir todas las desgracias y tropiezos que sufrieron las protagonistas de Hidden Figures para merecer tales méritos, tal como Mary Jackson lo creía "no tengo más remedio que ser la mejor"; o a las niñas pakistanies que deben estar al borde de la muerte como su héroa Malala Yousafzai para hacer activismo por su derecho a estudiar y al control de natalidad? ¿Cuánta salud mental nos está costando el "Black Excellent"? Jodie Landon en la serie de los 90's "Daria" ya le advertía a las adolescentes negras lo cansada que estaba de pertenecer a todos los grupos y actividades extracurriculares de su escuela y ser la alumna perfecta, estrella, desde lo académico hasta lo humanitario, para que la carga del negro perezoso no cayera sobre ella y toda la "comunidad" pudiera valorar su existencia. Esta tendencia es tan blanca, que muchos de ellos ya me han exigido "sufrir callada" como los disciplinados asiáticos que parecen no quejarse de nada.
Resulta notoriamente conveniente desarmar a las mujeres con esto, como el acosador que te arrincona en la calle: Llevarnos a un lugar que, tradicionalmente esté ocupado e influenciado por el macho y una vez allí, comenzar a nadar contra la corriente durante toda tu vida, para cuando acaso llegues viva a la orilla, te den un besito en la frente por ser buena chica, una forma genuina de mantenernos mas entretenidas y menos combativas. Es entendible, de cierta forma, ese lugar es el único que respetan.
Confesiones de mujeres científicas (click para ver las imágenes completas)
En la década de los 20, la historiadora Margaret Rossiter notó un creciente complejo de inferioridad en las mujeres científicas después de las giras de Curie al rededor del mundo. Compararse con una heroína de la ciencia resultó, para muchas de ellas, contraproducente. Un fenómeno que, según apunta la historiadora, durante generaciones ha continuado permitiendo que los hombres descalifiquen a las mujeres y que las mujeres se descalifiquen a sí mismas, por no poder estar a la altura del mito. Esto ha provocado una fuga lamentable de científicas prometedoras que desertaron de la academia.
Si la lista de las grandes mujeres científicas tan solo está compuesta por fantásticas heroínas y genias abnegadas ¿Dónde están las mujeres corrientes? ¿Hay lugar para ellas en la ciencia? ¿Y el aporte epistémico de mujeres excepcionales a la construcción colectiva de un área de conocimiento o causa política? ¿No cuenta porque no había una patente que lo probara?
"Nunca he creído que por ser mujer deba tener tratos especiales, de creerlo estaría reconociendo que soy inferior a los hombres, y no soy inferior a ninguno de ellos", es la célebre frase de Curie que resucitan cada vez que alguien se siente amenazado por acciones afirmativas, aunque no existe evidencia de que en algún momento de su vida la halla dicho, no ha dejado de exponer el miedo masculino a que lleguemos a ese ideario que tan desesperadamente predican, al igual que "Los enemigos no son los hombres, es el patriarcado, ellos también son victimas de este" de la reconocida escritora, Rita Segato, ante las acciones afirmativas de las feministas jóvenes mas rebeldes, que perjudican su posición frente a los hombres que dominan el campo en donde se desenvuelve.
Cuando una mujer toma un lugar de pionerismo, suele querer controlar o disciplinar los caminos de las mujeres que están debajo en lugar de dominar a los hombres que la rodean. Y esto es así porque queremos seguir allá montadas en el pedestal de Curie, como únicas, excepcionales y especiales, a veces para no ser olvidadas tan rápido, como suele suceder; cuando se suponía que todo esto le serviría a las que vienen detrás, para que no tuvieran que repetir la misma historia o sufrir los mismos desmanes. No pretendo culpar a las mujeres poderosas por esto, al menos no responsabilizarlas de todo, pero si preguntarnos ¿Que le están diciendo a quienes las preceden? ¿Qué nos están dejando? Parte de trabajar por visibilizar a las referentes, es visibilizarnos a nosotras mismas, pero eso no está sucediendo, ellas no llegaron allí solas, y los hombres las están instrumentalizando como rasero para las demás.
De un momento a otro, quienes creyeron que no teníamos derecho a la educación y al conocimiento durante tanto tiempo, ahora son los primeros interesados en que seamos astronautas, escritoras, físicas, matemáticas, que curemos el hambre, que muramos como santas o mártires de una causa o haciendo "algo útil" algo "productivo", como condición para pronunciarnos sobre un problema social QUE NOS AFECTA. Justifica e invalida fácilmente la violencia que sufre esa mayoría que no cumple tales requisitos, ya sea porque no es eso lo que quieren para sí mismas, o porque su realidad no lo permite.
Es injusto que nos exijan salvar al mundo cuando ellos, solo por hacer lo mínimo, reciben ovasiones, distinciones y agradecimientos.
Cuando me hablan maravillas de las grandes emperatrices y reinas-diosas de la África precolonial, olvidaban convenientemente que esas mujeres padecían y soportaban horribles conflictos personales y familiares para llegar a la cima, y que su lugar ahí, no era ninguna muestra de que las mujeres "mandaran", todo lo contrario, era una prueba de su resistencia a la opresión.
Por consiguiente, no se puede utilizar a Curie para negarla.
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