No sigas sus ideas, o terminarás como ella
- Agustina la prende pueblo
- 7 jun 2020
- 10 Min. de lectura
¿Puede un hombre escuchar a una mujer cuando no dice lo que él ya sabe?

Desde pequeña he tenido esa fijación por sobreanalizarlo todo incluso cuando no puedo cambiar nada. Pero mis padres y las personas que me valoran y me conocen desde entonces saben que solo se trata de un rasgo de personalidad, a veces un poco intenso si, como todo lo que soy, pero nada que dañe a otros, mas que el objetivo de protegerme, o verlos crecer y mejorar. Quizá ha sido eso lo que me ha generado ansiedad desde hace un tiempo, pero es eso, una consecuencia, no la causa de algún comportamiento, ni síntoma de problemas mentales o fruto de algún trauma escondido. Creo que le llaman empatía si mas no recuerdo, la ultima vez que la sentí me enfermé durante una semana, al parecer, la empatía es necesaria para la causa de unos, y a la hora de cuestionar a otros se convierte en "locura".
Al mismo tiempo me parece increíble que deba poner ese hecho por sentado, siendo que la consciencia al rededor de la salud emocional de las personas -y el suicidio- ha tomado relevancia los últimos años, al parecer como un asunto trending, al igual que #blacklivesmatter. Aún se sigue usando la palabra "loca" para tachar o invalidar por adelantado a una mujer que cae mal (porque no somos capaces de decir que es lo que realmente nos molesta...). Aun se sigue mandando a terapia o al "loquero" a las personas de forma despectiva, condescendiente, como signo de superioridad moral o autorrealización. Aún el enojo de las mujeres es una especie de irracionalidad contagiosa que debe ser contenida cuanto antes para que no infecte el escudo que los hombres han construido para resguardarse. Aun se usan las enfermedades psiquiátricas como excusa para perpetuar comportamientos autodestructivos a nuestro alrededor y desarmar al afectado de toda defensa. Aún se cree que tener ese tipo de incapacidad es "aesthetic" incluso cuando nunca se ha transitado ese lugar. Aun seguimos reproduciendo el lenguaje y las actitudes ableístas todos los días, con serias repercusiones en la concepción que tenemos de las personas y en la construcción de nuestro propio mundo.
Siendo el ableísmo (o capacitismo) un tipo de discriminación existente desde hace muchísimo tiempo y no una palabra nueva que se inventaron los millenials para enojarse por todo, este consiste en referirse de forma despectiva, abusiva o negativa a cualquier tipo de enfermedad o discapacidad, perpetuando así la exclusión y opresión sistémica de las personas que si la sufren ¿Pero qué sucede cuando este flagelo se combina con la misoginia? Surge el ableísmo misógino, aquel que "discapacita" socialmente a aquellas que no se adaptan a la concepción de buena mujer.

Independientemente de cuan amado y odiado sea, toda la comunidad psicóloga y psiquiátrica reconoce la particular misoginia de Sigmund Freud y las consecuencias de sus ideas años después. Y esto es importante a la hora de cuestionarnos las actitudes y el lenguaje, puesto que la idea general de "misoginia" está mas bien ligada al concepto de violencia gráfica hollywoodense y a la ideología organizada como la incel o la mgtow, y no al odio/recelo generalizado que todos los hombres sienten ante cualquier mujer que no actué como una madre, pues es la madre el primer modelo femenino con el que el hombre hace contacto al momento de nacer y son esas "cualidades" asociadas las que pautan cómo una mujer será valorada por ellos.
Este mismo autor, la figura mas influyente del pensamiento del siglo XX, definía a las mujeres según la ausencia o presencia del falo, en "La investigación sexual infantil" concluyó que las mujeres eran madres para alcanzar el poder y el dominio que no tenían al carecer de miembro, a esto se le llamó "envidia de pene". Una consecuencia de este pensamiento la podemos ver cuando los hombres, casi de forma automática, culpan a sus madres por el machismo que ejercen sobre otras mujeres; especialmente cuando se trata de personas negras, Staples en "El mito del matriarcado negro" expone a detalle el misogynoir (sexismo anti-negras) derivado del sentimiento de castración que los hombres negros sufren en interacción con las mujeres negras y cómo ese miedo se manifiesta con altas tasas de violencia doméstica.
Según Sigmund Freud, cuando se renuncia a la maternidad (el ser madre como comportamiento social), la envidia de pene se desplaza a la apropiación de las actitudes y lugares masculinos; las mujeres con interés por la educación, el trabajo, la justicia social o cualquier otra reivindicación que se concentre en ELLAS no como sujetos aislados o simbiotizados a un espacio de dominio o influencia masculina, eran diagnosticadas con esta enfermedad. Freud afirmó en "Tres ensayos de la teoría sexual" que las mujeres con orgasmos vaginales (penetración) eran verdaderas mujeres, y que las mujeres con orgasmos clitoriales (masturbación) eran colegialas ingenuas, dejando de lado el hecho de que el único objetivo de la primera es la concepción, el embarazo y el parto -maternidad- mientras el papel del clítoris es exclusivo para el placer femenino. En nombre del psicoanálisis, concluyó que aquellos comportamientos alejados de lo materno eran "histeria". Por supuesto, basó su -cuestionable- trabajo en la obra de Felix Bryk, conocido por sus estudios en comunidades africanas en las que se practica la ablación femenina.
Los beneficios económicos que generaba este pensamiento contribuyeron a medicalizar la satisfacción femenina como una cura o tratamiento; en el siglo XIX, las tres cuartas partes de las mujeres se consideraban "enfermas" y constituían el mayor mercado terapéutico en el mundo occidental. Aunque filósofos, científicos y figuras religiosas desde la antigüedad hasta la ilustración, afirmaron lo mismo, no fue si no después de Freud que la histeria femenina tuvo una suerte de validación sutil en la academia de las Ciencias Sociales, puesto que ya rondaba en los pasillos, con o sin la aprobación de la comunidad. Aunque esta enfermedad ya ha sido desestimada por la ciencia, no es raro ver a las personas rayando en el ableísmo para tratar de "loca" para arriba a cualquier mujer que les incomode, o peor, diciendo que estas mujeres con actitudes amenazantes y dominantes "se arreglan con una buena follada", porque nos falta sexo, nos falta un hombre, nos falta el falo que tanto envidiamos y por eso lo queremos adentro.
Pero ¿Que hay detrás de la obsesión masculina por patologizarnos como "locas"? Es irónico que desde el principio de los tiempos se hallan dedicado a reducirnos a meros objetos de estudio, desde los experimentos inhumanos del padre de la ginecología y la obstetricia con esclavas negras quien llamó "histerectomía" a la extracción del útero, hasta las revistas de entretenimiento dedicadas a dar manuales sobre como llegar a las mujeres sin morir en el intento, pero cuando se trata de llegar a los arbores de la misoginia para protegerte de la misma, sucede que la obsesionada con leer la mente masculina eres tu.
A los hombres se les fue adjudicado el privilegio de la razón incluso cuando no tienen idea de lo que hablan, y los sucesos derivados del drama masculino a través de la historia dentro de un determinado contexto han sido registrados como heróicos y valerosos, o en el escenario mas critico, malos, pero necesarios o naturales. En las mujeres histéricas, en cambio, la emocionalidad asociada a sentimientos tradicionalmente anti-maternos (como marchar en topless, el aborto o destruir propiedad privada) las demoniza de entrada, y resulta rentable, pues una vez los hombres logran meter la misoginia en las grietas sociales y fundar el sentimiento de que una determinada idea es una locura solo porque les resulta castrante, es más fácil que cualquier mujer que utilice su voz para reproducirla, sea marcada con el mismo diagnóstico.

La historia contada por hombres se caracteriza por tener en sus manos una lista notable de "locas" a través del tiempo. Desde la reina Juana I de Castilla o Juana la loca, a la que se le diagnosticó desde esquizofrenia a psicosis, y bajo ese pretexto, su esposo y su hijo la mantuvieron encerrada casi cincuenta años. Pasando por Zelda Fitzgerald, esposa del famoso escritor estadounidense F. Scott Fitzgerald, el cual en una carta al Dr. Slocum sugiere que su esposa era esquizofrénica, mientras al mismo tiempo utilizaba los escritos de Zelda, su diario y sus historias para introducir elementos clave en sus propias obras. Hasta la pesadilla recurrente del prestigioso escritor Octavio Paz, al talento de su "depresiva" esposa Elena Garro, que amenazaba con opacarlo y que efectivamente logró ocultar durante su llegada a la cima. Incluso hasta Britney Spears existe en esa lista, una mujer legalmente incapacitada a la que se la prohibido casarse, tener hijos, gastar su propio dinero, hablar de dicho fallo o usar su teléfono móvil sin supervisión de su padre desde que los paparazzis la vieron rapándose la cabeza, aunque durante ese tiempo también haya grabado álbumes millonarios o incluso participado como juez en el X Factor sin problema alguno. Y por que no, toda ex-novia en algún momento de la historia ha sido llamada de la misma manera... Así es como ser "la loca" de la aldea se convierte en el primer mecanismo de control social al que puede acudir cualquier hombre cuando se quiere deshacer de ti, en donde gozan el privilegio de decir lo mismo que querías decir incluso con la misma pasión o rabia sin que se les tilden de preligrosos, equivale a chasquear los dedos para destruir todo lo que has dicho o construido, y de paso constituye una forma legítima de expropiar a las mujeres de su producción y legado. Utilizar nuestros cuerpos como centros de rehabilitación y vertederos emocionales -y físicos- mientras se nos relega a un lugar de inferioridad además de hipócrita, funciona igual que avergonzar a una mujer por disfrutar del sexo heterosexual, es una forma infame de cosificación.
Llamar "loca" a una mujer que no tiene patologías psiquiátricas facilita escenarios de abuso de poder tales como el gaslighting, el cual consiste en hacer dudar a la víctima de su propia percepción, juicio o memoria, como consecuencia esta llega a creer que está equivocada todo el tiempo, y teme actuar o hablar cuando debe por temor sobre-reaccionar, se torna indecisa e insegura de sí misma, permitiendo a los hombres a su alrededor tomar de ella lo que quieran sin temor a represalias.
Llamar "loca" a una mujer que no tiene patologías psiquiátricas, también le facilita la tarea a los depredadores sexuales y emocionales, crea un ambiente hostil alrededor de la víctima, tacha de "locura" todas sus acciones de modo que cuando llega el momento de la agresión, su versión de los hechos queda relegada a los delirios de una histérica.
Llamar "loca" a una mujer que no tiene patologías psiquiátricas solo porque es planeadora, meticulosa, o intensa de cierta forma, nos deja a merced del nihilismo de lo incierto y la sutil misoginia del hippismo blanco "libre de drama".
Llamar "loca" a una mujer que no tiene patologías psiquiátricas crea una dicotomía inversamente proporcional a la hora de valorar a las personas, para los hombres se convierte en una disculpa para la violencia, para las mujeres en la causa de esta; dificulta leer nuestras acciones de la manera correcta, llamarlas como tal y darle solución al conflicto de acuerdo a ello.
Pero lo mas inhumano de todo es, literalmente estar ahí sentada, respirando, existiendo, con la mente en tus propios asuntos, y que un mansito comience a hacer comentarios crueles y pesados contigo delante de sus amigos igual de "librepensadores" para provocarte, para hacer que "te ofendas", exponiéndote al estrés todo el día, para cuando explotes en su cara poder decirle a todos que enloqueciste por una broma indefensa.
Aunque también existen otras formas de ableísmo misógino que no usan la palabra pero si la misma connotación, como "¿Estas en tus días?". Y puedo seguir nombrando ejemplos para llegar a la misma conclusión.
Y si, todo empeora cuando se es feminista.
Pero no me malinterpreten, los hombres AMAN a las feministas y al feminismo, pero solo cuando pueden meter la verga en medio, cuando pueden sentirse en control, así como AMAN "al ser mas hermoso y puro del universo" el día de las madres, AMAN en lo que en su construcción masculina han concebido como "mujer". A diferencia de lo que veíamos hace unos años, no existe tal cosa como mujeres con miedo a llamarse feministas, todo lo contrario, ser feminista, al igual que otras militancias, se ha convertido en una cuestión de identidad cool, una pelea entre quien ha leído más, y no el fruto de un trabajo interno o de base. En definitiva, la mayoría de los hombres AMAN dividir a las feministas entre "verdaderas" (las que necesitan a cada rato aclarar que no odian a los hombres, las "igualistas" que también luchan para que ellos puedan llorar) y "femilocas" (o extremistas, un término nacido de la paranoia del 9/11 ante cualquier insurgencia terrorista desafiante del status quo). Por esta razón es imposible que sean misóginos, todo lo contrario, sus padres los abandonaron al nacer y fueron criados en un matriarcado (otra vez, Staples).
No hay que ser un genio para saber que respetar solo a las mujeres a las que se tiene acceso emocional, intelectual, afectivo y sexual, no es respetarlas, se respeta a la madre, hermana, amiga, pero no a la mujer como sujeto social, como ser humano, independientemente del rol que esta pueda cumplir o no en esa misma estructura. A la mujer se le ODIA, tanto como para que cada día 57 mujeres sean atacadas en Colombia sin que eso sea considerado como tal, como odio; de hecho la palabra "histeria" viene del francés hystérie, y este del griego ὑστέρα, que significa «útero», qué otro significado puede tener la misoginia en el diccionario?
El título de este texto es la frase que una mujer, a quien respeté y valoré en su momento, ha dicho y continua diciendo a toda persona que me lee, que lee este blog o apoya ciertas ideas, una advertencia fatal ante la contaminación de locura que preocupa a los machos que la rodean. Por supuesto, mi objetivo no es que tal vez lo vea, y comience a reflexionar sobre sí misma, sobre su vida, y sobre qué tan influenciable puede llegar a ser una mujer por aprobación masculina, pues lo que acabo de escribir no es nada nuevo, tuvo el privilegio de escucharlo de mi boca, como consejo, como amiga, y solo fue interpretado como las conclusiones de una chica dolida que no se dejó querer en términos masculinos, si no en términos humanos, una mujer celosa de un pene. El ableísmo misógino no es un concepto que exista en el mundo de la teoría feminista, acaba de nacer en este humilde escrito como consuelo y aprecio a todas las mujeres que hemos sido "locas" en algún momento, para una causa, discurso o lugar que no nos incluía, ni nos veía, ni nos quería.
Por supuesto existen mujeres clínicamente medicadas, con problemas mentales o emocionales, dos términos de hecho, totalmente distintos y que la gente suele confundir; sin embargo, tampoco es sano tildarlas de "locas" por decir algo que no se espera en su condición, pues refuerza la idea de que son incapaces de llevar una vida sana y digna, como sucede al creer que una persona con autismo es retrasada, que alguien con síndrome de down es estúpido, que el esquizofrénico es peligroso incluso si está tomando sus medicamentos, o que el depresivo es inherentemente suicida y no se le puede decir nada. Y es que en el momento en que las mujeres decimos que a diferencia de esas locas, sabemos lo que queremos, estamos también insinuando que las locas no lo saben.
¿De que sirve abanderarnos en la lucha por la salud mental/emocional si en ultimas, discapacitamos a cualquier mujer que nos incomode para que nadie escuche lo que tiene que decir? Quizá en el fondo pensamos que las personas discapacitadas no tienen nada que decir, quizá, la MUJER, siempre fue concebido como un ser discapacitado, solo que no lo sabíamos.
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