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  • Foto del escritorAgustina la prende pueblo

Apuntes para la construcción de una lesbianidad política



Las mujeres que han crecido como heterosexuales, a través de la historia han creado espacios de resistencia que incluso reproducen jerarquías patriarcales bien marcadas (atravesadas por la raza, la clase, la edad, el colorismo y otros factores) para huir de la institución de la heterosexualidad, no para acabarla, si no para vivir a pesar de ello; estos espacios han estado ligados visceralmente a los roles de género, desde el tejido y la cocina, hasta las casas de té y los aquelarres, los saberes que se han formado ahí han pasado de generación en generación, de forma matrilineal (no matriarcal). También solían escaparse a la primera después de una vida miserable y criar a sus hijos con otras mujeres ya sea en pareja o colectivamente, o formaban espacios de "desahogo" sexual y emocional ante la inmunda vida que llevaban con hombres asquerosos a los que no podían dejar.


Pongamos como ejemplo a las supermodelos y actrices porno, estos dos mundos en particular suelen ser bastante duros para las mujeres y una forma de llevarlo a cuestas es convivir con otra mujer; Ángela White es la actriz porno mejor pagada y tratada en la actualidad, ella nunca habla de su vida sexual, y no hablo de sus películas, su vida sexual es una mujer con la que ha convivido desde hace mucho tiempo, y antes de ella fue otra con la que duró años, es decir, en un contexto violento las relaciones sexo-afectivas entre mujeres han servido para alejar a los depredadores o para minimizar el daño. Estos harems ya existían entre las mujeres heterosexuales, y difieren del separatismo lésbico planteado en los 50's. En este contexto, aquello se convirtió en un privilegio y hacer harem se convirtió en resistencia.


La vida heterosexual es una constante huida, de escuchar a tu madre y a tu abuela más misándricas que cualquier feminista decir que los hombres no son familia, y de esa historia no se reniega, simplemente no puedes suprimirla. Aunque huir del dominio masculino es en sí mismo revolucionario, es lo que hemos venido haciendo desde hace tiempo: huir de los hombres, aunque necesario y curativo, es diferente a escoger a las mujeres, y para mi sorpresa, muchas feministas no sabemos la diferencia.


La existencia lesbiana siempre ha sido política y no son las "lesbianas políticas" quienes lo han decidido así. Es en el momento del reconocimiento del lugar que se ocupa en el mundo como sujeta donde se habla de ser consciente de ese potencial político, desdibujando su caracter "innato" proponiendo la creación de una agenda que nos permita construirnos fuera del extractivismo masculino !Sorpresa! Primero se es lesbiana! No al revés. A la lesbianidad política no le interesa que nos asumamos lesbianas a corto plazo, que vivamos la "fluidez" hacia lo lésbico (y viceversa), que deseemos a los hombres en privado mientras vivimos llenas de culpa en público (algo que he visto por lo mucho) o juzgar a las lesbianas que aún dependen de los hombres no porque no entiendan esto si no porque estos espacios "mágicos" se quedan cortos al momento de resolverles; mas bien, alcanzar el nivel de transformación social y autocrítico de acuerdo a necesidades reales típico de cualquier revolución.


Pero de lo que todas hablan últimamente es de un refugio para mujeres como yo, aunque parezca lo contrario, mujeres que han crecido toda su vida como heterosexuales, buscando un escondite para jugar a las brujitas, porque al parecer es muy E S T E R I C, tanto como para que chistes como "hetero el que se mueva" o "amiga te ves muy hetero" ya den cringe. Lastimosamente por la hostilidad del camino a recorrer se han saltado varios asuntos que resolver consigo mismas antes de hacer activismo desde ahí o tratar siquiera de venderlo como solución radical a mujeres que no pueden salir del closet de la misma forma, mujeres como las negras o las judías por ejemplo, cuyas comunidades estuvieron al borde de la extinción.


Mujeres que abusan de las redes de apoyo, mujeres que toman recursos sin permiso, mujeres cuya único topic es lo que sus maridos o ex novios les hicieron sin ninguna intención de tomar acción sobre el trauma o reflexionar políticamente sobre el mismo, mujeres que abusan de la solidaridad y hospitalidad de otras, mujeres que culpan a otras por los maltratos que sufren de los hombres porque "eso les pasa por no priorizar mujeres", mujeres que tratan de "adorapitos" a víctimas de violencia doméstica, mujeres que creen que la estabilidad económica se logra prendiendo un saumerio y rezándole a Lilith, mujeres que creen en una "esencia femenina" y no se ensucian luchando en "ese mundo de machos" (el nihilismo del feminismo cultural), mujeres que hacen el performance identitario solo porque follan casualmente con mujeres que no respetan, o el grupito de tres amigas que le atribuyen a una especie de energía cósmica mujeril el hecho de aguantarse entre si, mujeres que una vez cohabitan el mismo espacio no usan ese tiempo para cultivar afectos sanos realistas y sustentables. En resumen, mujeres que, para mi desgracia, están más unidas por el desprecio a los hombres que por el amor y el deseo entre ellas.


Esto me resulta bastante familiar al mismo tiempo ¿Dónde será que vi a un grupo de feministas heterosexuales identificándose con una etiqueta de la que se han aprovechado toda la vida para alzarse ante los hombres como femmes fatales en detrimento de las menos favorecidas del régimen? No seré yo quien invite a que la historia se repita solo por mantener los calzones en el piso. Quiero que la forma en la que vivo sea el reflejo de la forma en la que amo y deseo, y me preocupa no encontrar un lugar limpio o al menos habitable en todo esto.


No arrivé a estas aguas a la deriva, tuve un proceso íntimo y doloroso, y aún estoy en él, no me interesa poner heridas abiertas y caos en el cuerpo de otras mujeres, no me interesa absorber la poca fuerza vital que les queda, porque ellas ya tienen suficiente con su vida de mierda y mientras no viva en un mundo utópico no les puedo resolver o resolverme sobre sus espaldas. El autocuestionamiento no puede ser una excusa para exigirle a mujeres sin la misma armadura que tengo, estirarse más allá de sus propios huesos, yo también me hallo en mi propio ritmo, porque lo necesito. Las lesbianas que hoy politizan su existencia no llegaron sobre una línea recta aunque aquellas que han vivido toda su vida como heterosexuales intenten pintártelo así.


"Lo personal es político" se ha convertido en la muletilla estrella de todas las personas que se hacen llamar activistas aunque a la hora de la verdad sean desproporcionalmente reaccionarias cuando de poner una lupa entre sus propias líneas se trata. Pero esta frase no brilla hoy fruto de un corillo pop lleno de glitter como ha sucedido con la palabra "empoderamiento", está ahí por una razón: reivindica la necesidad de reescribir el contrato social-sexual-privado que ha excluido estas dinámicas de poder de la discusión en el espacio público, el espacio de las leyes, los derechos y las libertades civiles, el espacio de los sujetos, un espacio que también es mío.

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